En lo más recóndito de nuestras almas llevamos nuestro secretos, tristezas y todo ese montón de cosas que uno a veces no asimila y que terminan irremediablemente en la resignación. Y entonces sucede que uno piensa que con el tiempo ya hemos olvidado y superado, pero no.
Cuando la soledad absoluta toca tu puerta te das cuenta que en realidad, sólo se han hecho más fuertes y no queda otro remedio que escribir.
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